En el Complejo Termal de Villa Elisa, a 12 km del centro de Villa Elisa, se encuentra el Almacén de Ramos Generales "Francou", un lugar invaluable que tiene mas de cien años de historia.
El lugar, transporta a los visitante a los primeros años de vida, mediante las anécdotas contadas por sus dueños y la decoración. Casi como un museo, se pueden encontrar ropas antiguas, máquinas de escribir, libros diarios y contratos del almacén, una picadora de fiambre, monedas, billetes y fotografías de antaño.
En el almacén, pueden degustarse los productos regionales, como el chorizo casero, jamón crudo, mortadela, paleta, variedades de queso, pan casero, aceitunas, huevos de codorniz y verduras en escabeches son algunas de las exquisiteces que se pueden disfrutar en la típica picada de campo.
El lugar es conservado por la familia de uno de sus tres fundadores, Antonio Fancou.
Los orígenes del Almacen Francou
En 1907 se conforma una sociedad entre los señores Alberto Bazón, Juan Pons y Antonio Francou, para crear un emprendimiento comercial que logre abastecer la demanda de los colonos instalados en la zona de Colonia "El Carmen". Este emprendimiento fue un Almacén de Ramos Generales, donde los habitantes encontraban desde alimentos, ropas, insumos para la cocina hasta herramientas para el trabajo en el campo.
En 1910 Francou adquiere las partes de sus socios y pasa a ser el dueño único del almacén de Ramos Generales. En ese momento se toma una fotografía con algunos pobladores del lugar en una pared del almacén, frente a una ventana con una mesa de madera muy antigua, 100 años mas tarde en homenaje al bicentenario de la patria se toma una fotografía en el mismo lugar, con los nietos de aquellos pobladores ubicados en la misma posición. Actualmente ambos cuadros se exhiben como reliquia, en un privilegiado lugar del Almacén donde es observado con admiración por los visitantes que concurren al lugar a empaparse con su historia.
Desde el 13 de julio de 2010 el Almacén de Ramos Generales Francou es un lugar donde el turista tiene la posibilidad de vivenciar la vida cotidiana de los pobladores de la colonia e intercambiar experiencias con aquellos típicos personajes del lugar, mientras saborean una exquisita picada o merienda de campo.