Las cataratas son una opción para disfrutar durante la Pascua. Excursiones y buena gastronomía.
Se acerca Semana Santa y una buena opción es pasar unos días en las Cataratas del Iguazú. La mayoría de los turistas visitan en ésta época este lugar y se maravillan con las dos caras tradicionales, la del lado argentino, sin duda la más bella y extensa, y la brasileña con sus obras de infraestructura y sus impactantes hoteles. Están formadas por 275 saltos de hasta 80 metros de altura.
Los puntos de acceso son las ciudades de Foz do Iguazú –en Brasil– y Puerto Iguazú, en Argentina.Con una infraestructura mucho mayor en alojamiento, restaurantes y servicios comerciales, Foz es la que recibe a la mayoría de los turistas. Pero los visitantes concurren a ambos parques en igual medida por una causa fundamental: el espectáculo es tan maravilloso y la vivencia diferente en ambos lados, que vale la pena recorrer los pocos kilómetros que los separan y realizar el –a veces– tedioso trámite aduanero. Los extranjeros deben tener presente que transitar entre ambos países implica llevar consigo la documentación correspondiente: visitantes de algunas nacionalidades necesitan visa en un país y en otro no.
El acceso a las cataratas argentinas se realiza a través del Centro de Visitantes, donde se abona una cifra en dólares por persona con derecho al ingreso, los dos recorridos del tren y el bote que cruza a la isla San Martín. Hasta el Centro se llega en auto o con el bus que transita cada 45 minutos desde el hito Tres Fronteras, la Terminal de Omnibus y la ruta Nº 12, con un precio de algo menos de un dólar por persona. En el acceso pueden contratarse guías bilingües para realizar el recorrido, pero también pueden hacerlo por propia cuenta.
El primer tramo posee patio de comidas, tiendas de souvenirs, un anfiteatro y un espacio dedicado al conocimiento del ecosistema del parque y de la cultura humana que ha interactuado con el mismo a lo largo de la historia. Los comentarios de cada panel están realizados solamente en español.
Luego de recorrer unos 400 metros se encuentra la Estación Central desde donde parte el tren que lleva a la Estación Cataratas, en el primer tramo. Otra opción, para quienes quieran comenzar el contacto directo con la naturaleza, es realizar este tramo caminando unos 20 minutos–sin dificultad alguna– por el Sendero Verde.
Desde la Estación Cataratas comienza el recorrido hacia el Circuito Superior. Durante una hora se camina por la pasarela –1.200 metros– sin dificultad ni escaleras, que se interna por la selva, cruza arroyos y repentinamente aparecen las primeras vistas de saltos de agua. Aquí ya es un espectáculo maravilloso, pero, recién comienza.
En algunos miradores las vistas son de frente a los saltos y hacia el final del recorrido desde arriba de los mismos. Enfrente, en color rosado, se ve el Hotel Tropical das Cataratas en tierra brasilera.
El Circuito Inferior tiene mayor dificultad que el anterior, ya que contiene escaleras. Aquí también se camina por la selva en el primer tramo, cruzando arroyos y simpáticos coatíes necesitados de mantener su privacidad sin ser molestados, y hacia la mitad del recorrido comienzan a aparecer los primeros saltos de agua. En este caso todos son vistos desde abajo. Al final de la pasarela está el bello Salto Bosetti: en el extremo del balcón la proximidad de tanto caudal de agua cayendo con toda su fuerza hace que los visitantes terminen mojados e impactados.
Para quienes no tengan dificultades físicas, el trayecto continúa por escaleras de pronunciada pendiente hasta tomar el bote que cruza a la isla San Martín. Después de un ascenso algo cansador en ambos lados de la isla hay balcones que ofrecen otra perspectiva de los saltos vistos desde arriba en el Circuito Superior.
Una experiencia vibrante puede vivirse participando de la aventura náutica que, mediante gomones, hace que nos encontremos debajo de la Garganta del Diablo con un bautismo entre la bruma que deja la fascinante caída de agua de 70 metros. Regresando, después de la subida por escaleras, es el momento ideal para tomar un descanso, comer y beber en alguno de los bares, antes de emprender el tramo final.
Desde la Estación Cataratas parte la segunda fase del tren hasta la Estación Garganta del Diablo. Allí también hay bar y sanitarios. Este recorrido no presenta dificultad ya que no cuenta con escaleras, va cruzando diferentes brazos del río Iguazú Superior por medio de abundante vegetación y varias aves –entre ellas lindísimos tucanes– hasta llegar al salto más espectacular: la Garganta del Diablo. Varias ramificaciones del río confluyen en un gigantesco pozo, lo cual provoca una caída violenta de gran caudal de agua. La observación desde el balcón implica necesariamente que los maravillados visitantes culminen completamente mojados: por ello es recomendable llevar ropa de lluvia a menos que se prefiera paliar un día muy caluroso con un baño en las cataratas. Enfrente se observan las instalaciones del sector brasilero del parque.
El recorrido puede comenzar por cualquiera de los circuitos, incluso por la Garganta del Diablo. Pero disponiendo del día completo. En tanto para conocer las cataratas desde Brasil, es necesario llegar al Centro de Visitantes en auto o en bus desde Foz do Iguaçu. El recorrido en bus es amenizado por explicaciones del ecosistema del parque en portugués, español e inglés.
La primera parada, permite acceder al Macuco: después de un tramo en vehículos especiales acompañados de guías que enseñan acerca de la flora y la fauna de la mata atlántica brasilera, Hacia el final del sendero se toma el bote hasta los fantásticos saltos de las Cataratas. Este paseo completo tiene precio en dólar.
Fuente: La Capital