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Entre el 9 y el 11 de julio, la ciudad santafesina de Helvecia celebrará la Fiesta Nacional y Provincial de la Pesca del Amarillo. Es con devolución.
No todo lo que brilla es oro… pero, ¿qué importa? Si se le parece o se lo considera como tal, vale. Así deben pensar los pescadores que año tras año se reúnen en la pintoresca ciudad santafesina de Helvecia para intentar atrapar algún buen ejemplar de esa especie de lingote lanceolado que es el amarillo, una clase de bagre dorado que abunda en esa zona cuando despunta el invierno y cuya pesca se ha transformado en un acontecimiento que mueve multitudes.
Entre el 9 y el 11 de julio, y aunque arrecie el frío, el tramo del río San Javier ubicado en el centro-Este de Santa Fe entrará en ebullición. Una nueva fiesta de la pesca del amarillo alterará el ritmo de esa antigua localidad costera con aires isleños, ubicada a 90 km de la ciudad de Santa Fe. Sus aguas color ocre volverán a tentar a los visitantes con la posibilidad de hallar uno de sus tesoros naturales: un pez que seduce no sólo con su brillo, sino también con su carácter, que, según algunos aficionados, no es para nada esquivo, lo que hace que su captura sea un entretenimiento asegurado para pescadores profesionales y amateurs de todo el país.
Son tres días en los que la localidad donde se asentó sangre inmigrante suiza desborda con los más de 10 mil visitantes que recibe. Los hospedajes y posadas cuelgan el cartelito “Todo lleno” y los campings se transforman en colmenas donde proliferan, casi con exclusividad, datos sobre tipos de línea, clase de aparejos y comentarios acerca de los secretos de la pesca, aunque no todos se difundan, claro. Sólo aquellos que se dicen en voz alta para darse corte de buen pescador sin que esto signifique perder chances en la competencia.
La estrella absoluta es el pimelodus clarias, nombre científico de esta especie amarilla que asombra ya sea con pintas o manchas, y que supo ganarse el respeto entre los pescadores con las espinas que oculta en sus aletas dorsal y pectoral, que les han provocado ardorosas anécdotas de 24 horas de duración a más de un pescador.
El condimento son los 30 mil pesos en premios (desde una moto hasta equipos de pesca) a repartir entre los embarcados y los que pescan desde la costa, quienes, además de la caña, deberán tener bien a mano una cinta métrica pues sólo serán considerados aquellos ejemplares con una longitud que vaya de los 25 cm en adelante (cosa nada improbable porque allí es habitual obtener piezas que superen esta medida). Se trata de un certamen del tipo de pesca con devolución, que no permite carnada artificial (dato: se acostumbra tripa de sábalo o pollo, o mojarra). La inscripción es de $ 480 (por equipo de tres pescadores) e incluye cena de agasajo.
Pero la idea que cimentó esta competencia, que el Club de Caza y Pesca El Halcón organiza desde 1973, no es sólo el evento deportivo, sino el tono de reunión familiar que impregna la fiesta, por lo que son igualmente importantes la gastronomía, los productos regionales y la actividad artística, desde peñas hasta variados shows musicales.
