Rosario es una ciudad sin fundador definido que nació del sueño de muchos, desde que Manuel Belgrano hizo jurar la bandera en sus barrancas en el año 1812 y luego Justo José de Urquiza en el año 1852, la soñó como cabecera ferroviaria, puerto y capital de la Confederación enfrentada a Buenos Aires.
La ciudad viviría el auge de la “pampa gringa”, con la inmigración europea que llegaba escapando de las guerras, y los barcos que zarpaban llenos de trigo y carnes hacia el mundo, se la denominó “la Chicago argentina”. Con el tiempo fue poblándose de industrias en las zonas aledañas.
Entre los principales lugares para conocer en Rosario, están:.
Es el lugar donde Belgrano izó la bandera nacional el 27 de febrero del año 1812, en un predio que hoy ocupa diez mil metros cuadrados. En el Pasaje Juramento se encuentran las esculturas de Lola Mora, es un área construida en mármol travertino de San Juan.
Se inauguró en el año 1957 sobre un proyecto de los arquitectos Angel Guido y Alejandro Bustillo, con los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti.
Se pueden visitar las altas columnas del Propileo y la eterna llama que recuerda al soldado desconocido.
El Patio Cívico cuenta con una gran escalinata, y la torre que es conocida como La Proa, tiene 70 metros de altura. Se puede subir en ascensor hasta el mirador desde donde se puede ver la ciudad y el Río Paraná.Debajo está la Galería de las Banderas, dedicada a los países americanos, con banderas de estos países.
Atravesando el Pasaje Juramento del Monumento a la Bandera, se llega al casco antiguo donde nació la ciudad.
Allí está la Plaza 25 de Mayo, que la rodean la Capilla del Rosario, el Palacio Municipal (antiguo Palacio de los Leones) y el Correo Central.
Frente a la plaza se encuentra la mansión del Museo de Arte Decorativo Firma y Odilo Estévez, con una fachada en mármol de Carrara que anticipa el esplendor de sus salones e importantes pinturas (como un retrato de Goya, “Doña Teresa Ruiz de Apodaca de Sesma”) además de una colección de muebles, marfiles y cerámicas rescatados de las antiguas casonas de Rosario.
Ubicado entre el Boulevar Oroño, la Av 27 de Febrero, Av Pellegrini y Ovidio Lagos, es el pulmón verde de Rosario.
Se encuentra el estadio de fútbol de Newell’s Old Boys, el Hipódromo, el predio de la Sociedad Rural y los salones del Museo Histórico Provincial Julio Marc (con platería y armas de los tiempos de Belgrano y de Rosas). En el lago se puede remar.
Los chicos tienen un espacio propio en El jardín de los Niños donde hay juegos interactivos y didactivos.
Para los chicos y la familia, además del Jardín de los Niños en el Parque Independencia, se puede conocer la Granja de la Infancia en la Av Perón 8000.
La más concurrida es la Isla de los Inventos, ubicada en Corrientes y Wheelwright, con cinco mil metros cuadrados donde estaba la antigua estación Rosario Central, actualmente recuperada. La propuesta es unir el juego, las ciencias, la tecnología y el arte con un eje pedagógico.
Hasta mediados del siglo XX, el barrio de Pichincha fue el centro de la “mala vida” rosarina, pero ahora se está poblando de anticuarios, galerías de arte y bares de moda. Hacia el año 1920, en el eje de la antigua calle Pichincha (rebautizada Ricchieri) había hasta tres cabarets por cuadra y burdeles famosos. Se recuerdan las historias de los mafiosos Chicho Chico y Chicho Grande.
En las calles Jujuy y Pichincha se puede ver el teatro Casino, donde actuaba una célebre vedette, “Rita la Salvaje”.
Allí nació Alberto Olmedo y actualmente tiene dos estatuas.
Desde el año 1943 está ubicado en Sarmiento y Santa Fe, reciclado recientemente en el año 2004. Famoso por la cantidad de personalidades que lo visitaron, como el humorista, dibujante y escritor Roberto Fontanarrosa que fue el cliente más famoso de este bar: tenía su “mesa de los galanes”, que también frecuentó el catalán Joan Manoel Serrat.
Por estas mesas también pasaron el cómico Alberto Olmedo y su amigo, Bernardo “Chiquito” Reyes.
El bar tiene una librería, galería de arte y un espacio para presentaciones.
Desde el año 1862, en el Boulevar Oroño se fueron construyendo mansiones con estilo europeos. Son casi veinte cuadras que se pueden caminar hasta el Río Paraná.
Frente a Rosario abundan las islas, bañados, lagunas y arroyos. En verano, miles de personas cruzan diariamente el río hacia los balnearios que están en los paradores isleños, para disfrutar de las playas, el río y hacer deportes.