Rosario no tiene fundador ni fecha de fundación, sino un proceso de formación espontánea dado por la situación favorable tanto a nivel geográfico como económico.
En el año 1689, el capitán Luis Romero de Pineda recibió como merced real estas tierras, en retribución a servicios a la corona. Desde esa fecha se produjeron notables cambios, ya que antes merodeaban por el lugar indios calchaquíes, reducidos y atendidos por monjes franciscanos, quienes formaron una población y se establecieron en el llamado Pago del Salado.
Las hijas de Pineda fragmentaron en parcelas una vez muerto su padre, y así comenzó a poblarse el sitio. Luego de esta fragmentación, se pierde parte de la historia, solo se sabe que en el primer tercio del siglo XVIII había numerosas estancias en los alrededores. Las propiedades se guarnecían en pequeños fuertes, ya que las tribus indígenas se habían vuelto reboltosas.
En este período se instaló el primer sacerdote en una capilla de paja y barro, y se abren los registros parroquiales. Para mayor organización y resguardo de los indios amenazantes, la corona de España nombra a Francisco de Farías como alcalde de la hermandad para el Pago de los Arroyos y fue la primera autoridad civil.
En el censo de 1741 indica que hay 248 vecinos en la población entre blancos, indios, y mulatos.
Asi, comienza a nacer Rosario, una ciudad sin acta ni piedra fundacional.
En la zona se radica Santiago Montenegro, que tuvo que ver en el progreso inicial de la población, exportando la ganadería, cosechando trigo y manejando la pulpería. Así se diagraman las bases del futuro de la ciudad.
La costa del Río Paraná había sido escenario de numerosas batallas en la guerra de la independencia, y en 1812, Belgrano crea nuestra bandera patria en las barrancas del río. Fueron épocas difíciles: en 1815, bajo el protectorado de Artigas, se produjo el enfrentamiento entre porteños y provincianos y cuatro años más tarde incendiaron la capilla.
A partir de la Revolución de Mayo fue el Cabildo quien se ocupó del nombramiento de las autoridades y el poder pasó a manos de los tenientes de gobernadores. En 1821, los vecinos comenzaron a tener una mayor participación en las elecciones de autoridades: elegían una terna y la Junta de Representantes de la Provincia decidía por uno de los propuestos.
Recién en 1831 la Villa de Rosario comienza a depender de sí misma, cuando se separa de Santa Fe y comienza un lento progreso, donde se reconstruye la capilla y se imponen las primeras ordenanzas para organizar la vida ciudadana.
En el año 2002 Rosario se cumplen 150 años de vida como ciudad, nacida en el siglo XVIII como Pago de los Arroyos, una pequeña aldea rural.