El yacaré es la especie emblemática de los Esteros del Iberá, que disfruta de este humedal de 1.400.000 hectáreas. Es el segundo más grande del mundo detrás del Pantanal brasileño y queda muy cerca en la provincia de Corrientes, en el Litoral Argentino.
La Reserva Natural Iberá significa “agua brillante” en guaraní, es un conjunto de esteros, bañados y lagunas que se formaron por antiguos cauces del río Paraná. Antiguamente, era el lecho del río Paraná que se movió por los movimientos geológicos, dejó el lecho vacío y comenzó a acumularse agua de lluvia.
El humedal tiene mas de diez portales de ingreso al sur, al este y al oeste de la laguna Iberá, pero el mas conocido es el ingreso por Colonia Carlos Pellegrini.
Cerca de 60 espejos de agua que forman parte del sistema de lagunas de la reserva, más de 350 especies de aves, unas 60 especies de peces, carpinchos (el roedor más grande del mundo), ciervos de los pantanos, tortugas, lobitos de río, aguarás guazú o zorros grandes, monos carayá o aulladores, y especies en peligro de extinción como el venado de las pampas, el oso hormiguero y, por supuesto, el yacaré, del que aquí se encuentran dos especies: el ñato u overo y el negro.
El proyecto Yacaré Porá es un criadero donde se ocupan de la conservación y aprovechamiento de las especies de caimán argentino, que “permite generar recursos para la conservación integral de los humedales correntinos, contribuye a la recuperación de las poblaciones en las zonas donde la especie ha sido eliminada o reducida, y al de-sarrollo socioeconómico de la región” según señalan los responsables del emprendimiento.
Los pobladores participan de forma activa en este proyecto de conservación, son quienes recolectan los huevos en su hábitat. Un yacaré puede depositar entre 20 y 40 huevos y se devuelven 70 y 90 por ciento que es un porcentaje mayor al que hubiera sobrevivido en la naturaleza, donde sólo sobreviven del dos al tres por ciento.
Un huevo de yacaré demora de 60 a 70 días en eclosionar, los ejemplares que son liberados se marcan y luego son monitorearlos.
Los caimanes son animales longevos que pueden vivir de 50 a 60 años y ahora que están protegidos, se espera que sobrevivan aún más.